miércoles, 29 de junio de 2011
Cién años de la alianza entre Cuba y Dinamarca
Un día como hoy, en 1911, Cuba y el Reino de Dinamarca establecieron relaciones diplomáticas a nivel de Legación.
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domingo, 12 de junio de 2011
Foto histórica
Aquí vemos a Justo Luís Pozo y del Puerto, Alcalde de La Habana, bailando en una fiesta en la década de los ’50.
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domingo, 5 de junio de 2011
Páginas inolvidables
Por Roberto Rodríguez de Aragón*
Publicado en Libre
Cuando escribimos este artículo, para el querido semanario “LIBRE”, (mayo 27 de 2011), estamos cumpliendo 52 años de haber salido de nuestra querida e inolvidable patria. Serían las 10: 00 a.m, cuando acompañados por el Embajador de Honduras, el inolvidable Don Francisco Alemán, salimos de la embajada del querido país, rumbo al aeropuerto de Rancho Boyeros, en nuestra condición de asilado político. Junto con nosotros y por las mismas causas, estaba el Senador por la Provincia de La Habana, el inolvidable, gran amigo y magnífico político, Félix Ayón, su esposa se le uniría en el aeropuerto, para salir junto a Félix hacia el destierro. En la Embajada, quedaba nuestro buen amigo, Comandante Wilfredo Suárez Suquet, pundonoroso militar, que pasaba por el dolor de haber perdido a su hermano, Coronel Suárez Suquet, asesinado en la ciudad de Camagüey, frente al paredón de fusilamientos, amarrado a un árbol, por no poderse sostener en sus pies, debido a las heridas causadas, combatiendo a los castro-comunistas. Era jefe militar de esa provincia, el miembro del Movimiento “26 de Julio”, Comandante Huber Matos, exilado como nosotros, al sentirse engañado por el castrato, que lo condenó a muchos años de cárcel.
Queremos dedicarle un recuerdo a Don Paco Alemán, Embajador de Honduras. La mayoría de los embajadores acreditados en Cuba, no sabemos si cumpliendo instrucciones de sus respectivos gobiernos o como negocio personal, cobraban el asilo a los que lo solicitaban, fueran militares, políticos o de la sociedad civil. El Embajador Alemán, desde el día primero de enero, hasta que terminó su misión de Embajador en Cuba, no pidió, ni aceptó (a los que le ofrecieron pagar el asilo), ¡ni un kilo prieto! a los que pretendieron sobornar al honesto diplomático. Cuando tuvimos conocimiento de nuestra fecha de salida, nuestro inolvidable padre, nos llevó a la Embajada regalos para el Embajador, su distinguida esposa y sus tres hijos (una bonita joven y dos varones, que no llegaban a los 15 años). Los hijos de Félix Ayón, hicieron lo mismo, llevándole regalos a su papá, para que se los diese al Embajador y su familia.
Al hacerles entrega Félix Ayón y nosotros de los regalos a Don Paco y su familia, el insulto del Embajador fue bien grande. Su cara se tornó roja y los ojos, parecían quererse salir de la córnea. Utilizando Félix y nosotros, todo nuestro lenguaje político y valiéndonos de los hijos y la esposa, fuimos calmándolo y logrando bajara el tono de su indignación. Entre sus argumentos que nos exponía, era que: “aceptar esos regalos, sería como si estuviésemos sobornándolo por el asilo. Que el sólo cumplía con el tratado internacional de su país, sobre el Asilo Político“. Para no aburrirlos, no repetiremos lo que Félix Ayón y nosotros, argumentamos, para calmarlo y que toda la familia Alemán, aceptara nuestros presentes.
En el viaje hacia Rancho Boyeros, muy cerca de la embajada de Honduras, se encontraba la del Salvador. Allí se detuvo el carro oficial de Honduras y se unió a nosotros el Embajador de El Salvador y un asilado político que se iría en el mismo avión que nosotros, nada menos que se trataba de nuestro inolvidable amigo y hombre fuera de serie, por su honestidad, caballerosidad. talento y patriotismo, el Dr. Ricardo Equiliot, que había sido Ministro de Justicia y Ministro de Comunicaciones.
Ya en la escalerilla del “pájaro de hierro”, que nos llevaría a Honduras, nos dirigimos al Senador Ayón y al Ministro Equiliot, diciéndoles, cito: “Fíjense bien en esas palmas cubanas, porque vamos a estar 20 años sin volver a verlas” cierro la cita. ¡Qué equivocada nos dimos! Han pasado 52 años, 4 meses y 27 días, desde el fatídico primero de enero de 1959, en que Cuba perdió su libertad. El viaje hacia el destierro, íbamos conversando como sería la nueva vida que nos esperaba a los tres lejos de la patria. El más optimista éramos nosotros, quizás por nuestra edad, al día siguiente cumpliría 33 años. Ellos, ya mayores, recordando lo que les había pronosticado, nos decían “si esto dura mucho, nosotros no veremos la libertad de Cuba”. En efecto. Hace ya años, los dos grandes amigos y grandes cubanos, nos abandonaron, pero hasta el último día que vivieron. Trabajaron por la libertad de Cuba. Dios los tenga en la Gloria, porque se la ganaron.
Al pasar por las autoridades de inmigración y aduanales en Honduras, un inspector de inmigración, nos dice muy eufórico: Dr. Rodríguez, ¡Felicidades!, al indagar el motivo, nos dice, cito: “es que mañana día 28 es su cumpleaños”, cierro la cita. Respondiéndole rápidamente, cito: “como Ud. Piensa que habiendo dejado hace unas horas a mi patria, en contra de mi voluntad, usurpada por unos asesinos, voy a tener felicidad”. Aquel hombre, apenado por haber cometido una imprudencia, nos consoló diciéndonos, cito: “Ud. verá que pronto Cuba se volverá a arreglar y podrá regresar” (¿).
Un grupo de compatriotas que nos esperaban, al oír que sería nuestro cumpleaños, nos dijeron, cito: “tenemos que celebrar tu nueva vida, ya que te salvaste del castrato. Iremos esta noche a un cabaret, muy parecido a Tropicana, no tan grande ni bonito, pero te gustará”, cierro la cita.
Después de dejar en el hotel a Félix y la esposa, así como de darnos una buena ducha, salimos con los compatriotas hacia el pequeño “Tropicana”, según ellos. Esto del hotel, merece un artículo, que, si a los que lean este, les interesa, con mucho gusto se los narraremos.
Al llegar al “Pequeño Tropicana”, como ellos nos habían dicho, nos encontramos que se trataba de un salón de unos 60’ X 30’, más o menos (más bien menos, que más), una plataforma o escenario, con cuatro músicos tocando y en el salón unas 6 mesas. Después de tomarnos 2 tragos cada uno de los asistentes, que éramos 6, contándonos nosotros y más de las 12 de la noche. Pedimos parlamento, explicándoles, que estaba levantado desde las 4 de la madrugada, más el cansancio del viaje, más el hambre que tenía, porque en el Pequeño “Tropicana”, no había nada para comer, sólo bebestibles.
Ya en la calle, nos percatamos que no había nada abierto a esa hora. Paramos a un policía que viajaba en su bicicleta, indagando a donde pudiéramos ir a comer, ya que éramos turistas y no conocíamos la ciudad. El vigilante, un poco aturdido, nos dijo, cito: “a esta hora, puede ser que este abierto (y nos dio el nombre que no recuerdo) en la Plaza de la ciudad”. No dejamos, que terminara la frase, el que manejaba, piso el acelerador del cacharro que tenía, gritándole al policía, gracias, ya sé donde es” cierro la cita. Al llegar a la plaza, el propietario del “restaurante”, estaba barriendo el local y al preguntarle por comida, nos dijo con mucha pena, cito: “ya estoy cerrando y lo único que tengo es sopa”. No dejamos que nuestros compatriotas opinaran, con el hambre que este servidor tenía, le dijimos, cito “no se preocupe, tráiganos la sopa” cierro la cita. Pasaron unos 20 minutos, que me parecieron 20 horas, el pobre hombre se apareció con seis platos de sopa (¿) que en el trascurso de los años, todavía no se de que rayos era la sopa. Vi que era un líquido verde, color lino del río “Canimar”. Pero también en los años transcurridos, declaro, que me supo a Gloria, como si fuera el mejor manjar del mundo.
Así comenzaba la nueva vida de un desterrado cubano, Pero como dijo Martí “Sin Patria, pero sin amo”.
*El autor fue miembro de la Cámara de Representantes de Cuba por la Provincia de Matanzas.
jueves, 2 de junio de 2011
Jimaguayú: Nuevo libro de Raúl Chao
Anoche, en la Casa Bacardí de la Universidad de Miami, fue presentado el libro Jimaguayú, obre del escritor Raúl Chao. En el libro, Chao recorre los pasos de José Martí en Nueva York y narra los acontecimientos de la Guerra de Independencia cubana. La presentación estuvo a cargo de Raúl Chao, Virgilio Beato, Carlos Alberto Montaner y José Azel. A continuación, fotos y videos del acto.
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viernes, 20 de mayo de 2011
20 de mayo: Inauguración de la República de Cuba
Ahora que la férrea dictadura castro-comunista ha destruido todos los aspectos de la que era una próspera Nación, parece oportuno dedicar una meditación histórica al 20 de mayo de 1902, que significó la gloriosa inauguración de la pujante República de Cuba. Hacia comienzo de 1898 el esfuerzo bélico y revolucionario había decaído no por falta de entusiasmo de los gloriosos mambises, sino por la carencia de recursos y pertrechos de guerra y la ausencia de cooperación de los demás países hacia la lucha independentista de los cubanos.
En abril de 1898 el Congreso de los Estados Unidos aprobó la “Resolución Conjunta” declarando que “Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente”. Los americanos invadieron Cuba y llevaron a cabo un bloqueo naval de toda la Isla. Comenzó entonces la que se ha llamado, con toda justicia la Guerra Cuba-España-Estados Unidos y no la guerra de los últimos dos países. Se produce la batalla naval de Santiago de Cuba, con una aplastante derrota para la marina española. Poco después tiene lugar la toma de Santiago de Cuba. Al general Calixto García, que había sido clave en esa victoria, no se le permitió entrar con sus tropas a Santiago. Las órdenes vinieron del general William R. Shafter, jefe del ejército norteamericano en Santiago, quien carecía de las aptitudes necesarias para la misión que se le había encomendado. Poco tiempo después el estado mayor del ejército americano le ofreció sus disculpas al glorioso general Calixto García.
Al poco tiempo se firmó el protocolo de paz en Washington, D. C. y el Tratado de París, ambos entre España y los Estados Unidos, sin que se le diera participación a los cubanos. Terminadas las fases militar y diplomática, se decreta la Intervención Americana de Cuba. El primer interventor fue el mayor general John R. Brooke, jefe muy capacitado, laborioso y liberal. Tomó posesión el 1ro. De enero de 1899. Los miembros del Gabinete y los gobernadores eran todos cubanos leales e ilustres. El general Brooke llevó a cabo un amplio y constructivo plan de gobierno que incluía: organización de los gobiernos locales, reconocimiento de las organizaciones revolucionarias; gran atención a la educación; un país que salió de la guerra completamente en ruinas daba señales del progreso en la vida económica; reorganizó el sistema de justicia creando el Tribunal Supremo de justicia en La Habana; el comercio entre Cuba y los Estados Unidos comenzó a prosperar; reorganización de la hacienda pública. Durante este proceso- muy admirado por los cubanos- siguieron los esfuerzos por lograr la independencia y se repetía la famosa frase del generalísimo Máximo Gómez: “Olvido de lo pasado y esperanza en el porvenir”.
El segundo inventor fue el General Leonardo Wood (1860-1927). Era entonces gobernador de Santiago de Cuba. Médico graduado de Harvard, tenía unas relaciones e influencias enormes en Washington porque era el médico de la esposa del presidente Mc Kinley. Con sus bien conocidas intrigas logró el cese del general Brooke que lo estaba haciendo muy bien y fue nombrado interventor general de Cuba. Wood se caracterizaba por ser hombre capaz, a momentos violento y de métodos expeditivos y a menudo crueles cuando era necesario para imponer su voluntad.
Wood era un ferviente anexionista, pero llevó a cabo un amplio plan de gobierno que incluía: garantizar la paz y el orden, mejorar el nivel del pueblo cubano. A fin de lograr esos puntos le dio gran incremento al desarrollo de la educación nombrando Ministro de Educación al filósofo Enrique José varona. Le dio gran importancia al desarrollo económico sobre todo de los productos básicos: azúcar, café, tabaco, ganadería e implemento de las relaciones comerciales entre Cuba y Estados Unidos.
Cuba, sin duda alguna, progresó notablemente en todos los sentidos.
Toca ahora el turno a los problemas políticos. Bajo Wood se fundaron los partidos políticos: el Partido Unión Democrática, el Partido Nacional y el Partido Republicano. El 18 de abril de 1900, después de oír el parecer del secretario de Justicia, el general Wood dictó una ley electoral convocando a elecciones municipales, a fin de organizar los ayuntamientos. Estos gobiernos locales eran de mucha importancia para la mejor organización del gobierno nacional. Wood no cesaba en sus gestiones para lograr la anexión de Cuba a los Estados Unidos, pero resultaron infructuosas por que los cubanos no querían otra cosa que la independencia y soberanía de Cuba.
Existía el intento de prolongar lo más posible la intervención para ver si se obtenía la anexión, pero los cubanos guiados por los grandes líderes de la Revolución Mantenían una constante presión para que se convocara a una Asamblea Constituyente. Con los objetivos de la anexión, el 25 de julio de 1900 se publicó una primera convocatoria a la Asamblea Constituyente, pero con el sólo propósito de producir acuerdos sobre las relaciones entre los dos países. Debido a las protestas de los cubanos se hizo entonces una segunda convocatoria correcta: la Asamblea Constituyente aprobaría una Constitución para Cuba. Esa convocatoria se efectuó el 10 de noviembre de 1900. Se aprobó la Constitución de 1901, pero antes de la votación final los americanos impusieron la llamada Enmienda Platt, que limitaba los poderes de la futura República. El brazo derecho de Martí, Juan Gualberto Gómez Ferrer votó en contra, pero el prócer Manuel Sanguily afirmó que prefería una República con Enmienda que ninguna República. Era una nación independiente, pero con una soberanía limitada. La Enmienda, que luego fue derogada; realmente no perjudicó el desarrollo de la nueva República.
Aprobada la Constitución de 1901 se convocaron las primeras elecciones presidenciales. Los candidatos eran dos cubanos de brillante trayectoria patriótica. Por el Partido Unión Democrática aspiró el General Bartolomé Masó, gran héroe de las guerras de independencia y por los Partidos Nacional y Republicanos se postuló a don Tomás Estrada Palma también gran patriota que había apoyado y substituido a Martí. A don Tomás lo apoyaban los americanos y el Generalísimo Máximo Gómez. Masó se retiró de la contienda y salió electo Tomás Estrada Palma. El y el argentino Domingo Faustino Sarmiento han sido los únicos presidentes electos sin estar en su país.
El 20 de mayo de 1902 tuvo lugar la inauguración de la joven República. El júbilo del pueblo fue algo apoteósico, tanto en La Habana como en las demás ciudades y pueblos. El traspaso de poderes tuvo lugar en el antiguo Palacio de los Capitanes Generales. Estrada Palma, el Generalísimo y el Gabinete entraron a Palacio donde los esperaba el general Wood, vestido de gala. A las 12:15 de la tarde el Generalísimo izó la bandera cubana en el balcón de Palacio. Minutos después el General Emilo Núñez izaba la bandera tricolor en el Castillo del Morro. Al producirse el cambio de poderes y la substitución de la bandera americana por la cubana Máximo Gómez tomó el brazo al General José Miguel Gómez y le dijo la famosa frase:”Creo que hemos llegado”. Poco después el general Wood tomaba el barco que lo conduciría a los Estados Unidos.
Ese mismo día tomó posesión como presidente de la recién fundada República don Tomás Estrada Palma, nuestro primer presidente. Era un hombre austero, virtuoso, honrado, gran patriota. Su gran ideal era construir una gran nación con bienestar para todos. Los cubanos supieron conducir a la joven República desde 1902 hasta 1959, colocándola entre los tres países más adelantados de la América Latina. Como se trataba de una Nación muy joven, se cometieron errores, pero fueron mucho más los aciertos que condujeron al país por el camino del progreso y la justicia social.
jueves, 19 de mayo de 2011
Recordando a José Martí
El Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami ha preparado un corto video, “Recordando a José Martí”, que se presentará el 19 de mayo, en el centro Stephen P. Clark de los Comisionados del Condado de Miami-Dade. Si Ud. desea verlo, por favor haga Clic aquí.
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jueves, 31 de marzo de 2011
Un día como hoy...
Un día como hoy, en 1833, Francisco Javier Balmaseda, escritor y Ministro Plenipotenciario de Cuba en España.
Francisco Javier Balmaseda
( 1823 - 1907 )
Francisco Javier Balmaseda fue uno de esos escritores que el pueblo no se cansa de aclamar. Muchas de sus obras vieron una segunda edición y su “Fábulas morales”, que se tenga noción, fue reeditada no menos de diecinueve veces antes del fin del siglo XIX. Escribió poemas, novelas, zarzuelas, comedias, libros de textos, libros de agronomía, en fin, escribió y todas sus obras tuvieron gran aceptación por el pueblo, algunas exageradamente.
Nació Francisco Javier Balmaseda el 31 de marzo de 1833 en la Ciudad de Remedios, Provincia de Las Villas. Por sus actividades políticas junto con otros cincuenta remedianos el 14 de febrero de 1869 fue preso y poco después enviado a La Cabaña desde donde se le llevó a Fernando Poo. De la terrible cárcel africana logró escapar a bordo de un barco inglés, se trasladó a Nueva York (en esta ciudad de Estados Unidos publicó “Los confinados a Fernando Poo e impresiones de un viaje a Guinea”) y después continuó su exilio en Colombia.
En su ciudad natal de Remedios, Francisco Javier Balmaseda contribuyó a la fundación de una biblioteca. Participó en las construcciones de los muelles y almacenes en Cayo Francés, al norte de la costa de Las Villas y desde donde se exportaba el azúcar producida en Remedios. Fue alcalde de su ciudad natal y ministro plenipotenciario por el gobierno de la nueva República de Cuba en España. Falleció en La Habana.
Francisco Javier Balmaseda
( 1823 - 1907 )
Francisco Javier Balmaseda fue uno de esos escritores que el pueblo no se cansa de aclamar. Muchas de sus obras vieron una segunda edición y su “Fábulas morales”, que se tenga noción, fue reeditada no menos de diecinueve veces antes del fin del siglo XIX. Escribió poemas, novelas, zarzuelas, comedias, libros de textos, libros de agronomía, en fin, escribió y todas sus obras tuvieron gran aceptación por el pueblo, algunas exageradamente.
Nació Francisco Javier Balmaseda el 31 de marzo de 1833 en la Ciudad de Remedios, Provincia de Las Villas. Por sus actividades políticas junto con otros cincuenta remedianos el 14 de febrero de 1869 fue preso y poco después enviado a La Cabaña desde donde se le llevó a Fernando Poo. De la terrible cárcel africana logró escapar a bordo de un barco inglés, se trasladó a Nueva York (en esta ciudad de Estados Unidos publicó “Los confinados a Fernando Poo e impresiones de un viaje a Guinea”) y después continuó su exilio en Colombia.
En su ciudad natal de Remedios, Francisco Javier Balmaseda contribuyó a la fundación de una biblioteca. Participó en las construcciones de los muelles y almacenes en Cayo Francés, al norte de la costa de Las Villas y desde donde se exportaba el azúcar producida en Remedios. Fue alcalde de su ciudad natal y ministro plenipotenciario por el gobierno de la nueva República de Cuba en España. Falleció en La Habana.
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