Ahora que la férrea dictadura castro-comunista ha destruido todos los aspectos de la que era una próspera Nación, parece oportuno dedicar una meditación histórica al 20 de mayo de 1902, que significó la gloriosa inauguración de la pujante República de Cuba. Hacia comienzo de 1898 el esfuerzo bélico y revolucionario había decaído no por falta de entusiasmo de los gloriosos mambises, sino por la carencia de recursos y pertrechos de guerra y la ausencia de cooperación de los demás países hacia la lucha independentista de los cubanos.
En abril de 1898 el Congreso de los Estados Unidos aprobó la “Resolución Conjunta” declarando que “Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente”. Los americanos invadieron Cuba y llevaron a cabo un bloqueo naval de toda la Isla. Comenzó entonces la que se ha llamado, con toda justicia la Guerra Cuba-España-Estados Unidos y no la guerra de los últimos dos países. Se produce la batalla naval de Santiago de Cuba, con una aplastante derrota para la marina española. Poco después tiene lugar la toma de Santiago de Cuba. Al general Calixto García, que había sido clave en esa victoria, no se le permitió entrar con sus tropas a Santiago. Las órdenes vinieron del general William R. Shafter, jefe del ejército norteamericano en Santiago, quien carecía de las aptitudes necesarias para la misión que se le había encomendado. Poco tiempo después el estado mayor del ejército americano le ofreció sus disculpas al glorioso general Calixto García.
Al poco tiempo se firmó el protocolo de paz en Washington, D. C. y el Tratado de París, ambos entre España y los Estados Unidos, sin que se le diera participación a los cubanos. Terminadas las fases militar y diplomática, se decreta la Intervención Americana de Cuba. El primer interventor fue el mayor general John R. Brooke, jefe muy capacitado, laborioso y liberal. Tomó posesión el 1ro. De enero de 1899. Los miembros del Gabinete y los gobernadores eran todos cubanos leales e ilustres. El general Brooke llevó a cabo un amplio y constructivo plan de gobierno que incluía: organización de los gobiernos locales, reconocimiento de las organizaciones revolucionarias; gran atención a la educación; un país que salió de la guerra completamente en ruinas daba señales del progreso en la vida económica; reorganizó el sistema de justicia creando el Tribunal Supremo de justicia en La Habana; el comercio entre Cuba y los Estados Unidos comenzó a prosperar; reorganización de la hacienda pública. Durante este proceso- muy admirado por los cubanos- siguieron los esfuerzos por lograr la independencia y se repetía la famosa frase del generalísimo Máximo Gómez: “Olvido de lo pasado y esperanza en el porvenir”.
El segundo inventor fue el General Leonardo Wood (1860-1927). Era entonces gobernador de Santiago de Cuba. Médico graduado de Harvard, tenía unas relaciones e influencias enormes en Washington porque era el médico de la esposa del presidente Mc Kinley. Con sus bien conocidas intrigas logró el cese del general Brooke que lo estaba haciendo muy bien y fue nombrado interventor general de Cuba. Wood se caracterizaba por ser hombre capaz, a momentos violento y de métodos expeditivos y a menudo crueles cuando era necesario para imponer su voluntad.
Wood era un ferviente anexionista, pero llevó a cabo un amplio plan de gobierno que incluía: garantizar la paz y el orden, mejorar el nivel del pueblo cubano. A fin de lograr esos puntos le dio gran incremento al desarrollo de la educación nombrando Ministro de Educación al filósofo Enrique José varona. Le dio gran importancia al desarrollo económico sobre todo de los productos básicos: azúcar, café, tabaco, ganadería e implemento de las relaciones comerciales entre Cuba y Estados Unidos.
Cuba, sin duda alguna, progresó notablemente en todos los sentidos.
Toca ahora el turno a los problemas políticos. Bajo Wood se fundaron los partidos políticos: el Partido Unión Democrática, el Partido Nacional y el Partido Republicano. El 18 de abril de 1900, después de oír el parecer del secretario de Justicia, el general Wood dictó una ley electoral convocando a elecciones municipales, a fin de organizar los ayuntamientos. Estos gobiernos locales eran de mucha importancia para la mejor organización del gobierno nacional. Wood no cesaba en sus gestiones para lograr la anexión de Cuba a los Estados Unidos, pero resultaron infructuosas por que los cubanos no querían otra cosa que la independencia y soberanía de Cuba.
Existía el intento de prolongar lo más posible la intervención para ver si se obtenía la anexión, pero los cubanos guiados por los grandes líderes de la Revolución Mantenían una constante presión para que se convocara a una Asamblea Constituyente. Con los objetivos de la anexión, el 25 de julio de 1900 se publicó una primera convocatoria a la Asamblea Constituyente, pero con el sólo propósito de producir acuerdos sobre las relaciones entre los dos países. Debido a las protestas de los cubanos se hizo entonces una segunda convocatoria correcta: la Asamblea Constituyente aprobaría una Constitución para Cuba. Esa convocatoria se efectuó el 10 de noviembre de 1900. Se aprobó la Constitución de 1901, pero antes de la votación final los americanos impusieron la llamada Enmienda Platt, que limitaba los poderes de la futura República. El brazo derecho de Martí, Juan Gualberto Gómez Ferrer votó en contra, pero el prócer Manuel Sanguily afirmó que prefería una República con Enmienda que ninguna República. Era una nación independiente, pero con una soberanía limitada. La Enmienda, que luego fue derogada; realmente no perjudicó el desarrollo de la nueva República.
Aprobada la Constitución de 1901 se convocaron las primeras elecciones presidenciales. Los candidatos eran dos cubanos de brillante trayectoria patriótica. Por el Partido Unión Democrática aspiró el General Bartolomé Masó, gran héroe de las guerras de independencia y por los Partidos Nacional y Republicanos se postuló a don Tomás Estrada Palma también gran patriota que había apoyado y substituido a Martí. A don Tomás lo apoyaban los americanos y el Generalísimo Máximo Gómez. Masó se retiró de la contienda y salió electo Tomás Estrada Palma. El y el argentino Domingo Faustino Sarmiento han sido los únicos presidentes electos sin estar en su país.
El 20 de mayo de 1902 tuvo lugar la inauguración de la joven República. El júbilo del pueblo fue algo apoteósico, tanto en La Habana como en las demás ciudades y pueblos. El traspaso de poderes tuvo lugar en el antiguo Palacio de los Capitanes Generales. Estrada Palma, el Generalísimo y el Gabinete entraron a Palacio donde los esperaba el general Wood, vestido de gala. A las 12:15 de la tarde el Generalísimo izó la bandera cubana en el balcón de Palacio. Minutos después el General Emilo Núñez izaba la bandera tricolor en el Castillo del Morro. Al producirse el cambio de poderes y la substitución de la bandera americana por la cubana Máximo Gómez tomó el brazo al General José Miguel Gómez y le dijo la famosa frase:”Creo que hemos llegado”. Poco después el general Wood tomaba el barco que lo conduciría a los Estados Unidos.
Ese mismo día tomó posesión como presidente de la recién fundada República don Tomás Estrada Palma, nuestro primer presidente. Era un hombre austero, virtuoso, honrado, gran patriota. Su gran ideal era construir una gran nación con bienestar para todos. Los cubanos supieron conducir a la joven República desde 1902 hasta 1959, colocándola entre los tres países más adelantados de la América Latina. Como se trataba de una Nación muy joven, se cometieron errores, pero fueron mucho más los aciertos que condujeron al país por el camino del progreso y la justicia social.
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