miércoles, 29 de junio de 2011
Cién años de la alianza entre Cuba y Dinamarca
lunes, 28 de diciembre de 2009
Cuba y los derechos humanos

Guy Pérez-Cisneros
Por: Daniel I. Pedreira
Mucho se habla a diario sobre las violaciones a los derechos humanos por el régimen castrista a lo largo de 50 años de tiranía. Sin embargo, pocos conocen la gran labor realizada por Cuba en la creación de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Este 10 de diciembre, al cumplirse 61 años de la creación de ese documento internacional, debemos recordar a uno de sus proponentes.
Guy Pérez-Cisneros Bonnel nació en París, Francia el 7 de junio de 1915. Varios elementos ayudaron a formar la visión cosmopolita que llegaría a definir su carrera. Su padre, Francisco Pérez-Cisneros, era pintor y Cónsul de Cuba en la capital francesa. Su madre, Paule Bonnel, era oriunda de Toulouse, Francia. Comenzó sus estudios en el Colegio Santo Ángel de Gijón en Asturias, España y luego, entre 1921 y 1933, cursó su primera y segunda enseñanza en el Liceo Longchamps de Bordeaux, Francia, graduándose de bachiller. Luego ingresó en la Universidad de La Habana, donde se graduó de Doctor en Filosofía y Letras y Derecho Diplomático. Su tèsis doctoral, Características de la Evolución de la Pintura en Cuba, fue publicada en 1959. Estos elementos ayudaron a formar la visión cosmopolita que llegaría a definir su carrera.
Desde su ingreso en el Ministerio de Estado en 1934, el Dr. Pérez-Cisneros ocupó varios cargos administrativos y diplomáticos. En 1935 fue nombrado funcionario del Servicio Exterior de la República de Cuba. Dos años más tarde fue nombrado Secretario General Adjunto de la Comisión Nacional Cubana de Cooperación Intelectual. En 1937 contrajo matrimonio con la camagüeyana Berta Barreto y Fatijó, y juntos tuvieron tres hijos, Guy, Francisco y Pablo. Se divorciaron y, en 1943, se casó con Vera Wilson Estrada.
El Dr. Pérez-Cisneros también se destacó en el campo de las artes plásticas, publicando varias obras sobre el estudio del arte. Entre estas obras se destacan Presencia de Ocho Pintores (1937), Pintura Moderna Cubana (1941), Víctor Manuel y la Pintura Cubana Contemporánea (1941) y Pintura y Escultura (1943), entre otras obras.
En 1939 fue nombrado Jefe Interino de la Oficina de la Liga de las Naciones del Ministerio de Estado, Secretario General del Instituto Nacional de las Artes Plásticas y Secretario General Adjunto de la Unión Interamericana del Caribe. En 1944 se graduó de la Escuela de Periodismo “Manuel Márquez Sterling.”
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Cuba, al igual que los otros países aliados, aunaron sus esfuerzos para solucionar los problemas de la posguerra. De esta nueva misión surgió la Organización de Naciones Unidas (O.N.U.). Entre 1945 y 1946, el Dr. Pérez-Cisneros fue Secretario General de la Delegación de Cuba a la Conferencia para la creación de la Organización de las Naciones Unidas. Simultáneamente era miembro del Colegio Nacional de Periodistas de Cuba, Agregado Comercial de Cuba en el Canadá y Representante de Cuba en el Consejo Económico y Social de la O.N.U. En 1947 fue Relator de la Comisión Especial sobre Información de Territorios No-Autónomos de la II Asamblea General de las Naciones Unidas.
Al año siguiente fue Delegado de Cuba y Primer Relator en la XI Conferencia Interamericana en Bogotá, Colombia. Allí fue aprobada la Declaración de los Derechos y Deberes del Hombre. Ese mismo año fue Delegado de Cuba a la III Asamblea General de las Naciones Unidas, reunión que se llevó a cabo en el Palacio de Chaillot en París. Allí, fue uno de los delegados que propuso la aprobación de la “Declaración Universal de los Derechos Humanos,” documento que se venía desarrollando con gran participación cubana desde 1945. El documento fue redactado por los Doctores René Cassin, Embajador de Francia, Charles Malik, Embajador del Líbano, Guillermo Belt Ramírez y Ernesto Dihigo y López Trigo, Delegados de Cuba ante la O.N.U. Los Doctores Pèrez-Cisneros, Belt y Dihigo cabildearon a la Sra. Eleanor Roosevelt, Presidente de la Comisión de las Naciones Unidas, para lograr la aprobación de dicho documento.
En 1949 fue nombrado Vocal de la Comisión Cubana de la U.N.E.S.C.O., Delegado de Cuba a la IV Asamblea de la O.N.U. y Secretario General Electo de la Comisión Americana de Territorios Dependientes (1949). En 1950 fue nombrado Jefe de Despacho del Ministerio de Estado de la República de Cuba y en 1950 y 1951 representó a Cuba como Delegado Permanente a la V y VI Asambleas de la O.N.U. Entre 1952 y 1953 fue Delegado de Cuba al Consejo Económico y Social de la O.N.U. en las VII y VIII Asambleas.
Por su labor internacional, recibió numerosas condecoraciones de diferentes gobiernos. De Haití recibió las órdenes del Mérito (1940) y de Pétion et Bolívar (1941) con el grado de Caballero, del Líbano recibió la Ordre National du Cèdre (1947), y de México el Águila Azteca con el grado de Insignia (1949). A su vez, el gobierno cubano le otorgo el grado de Oficial (1948) y Comendador (1951) de la Orden Nacional de Mérito Carlos Manuel de Céspedes.
El Dr. Pérez-Cisneros falleció repentinamente en La Habana el 2 de septiembre de 1953. Al morir solo tenía 38 años de edad. Sin lugar a duda, hubiese continuado representando a la República de Cuba ante el mundo digna y honrosamente si su destino hubiera sido otro. Durante su vida pública, el Dr. Pérez-Cisneros representó los valores culturales del pueblo cubano y enalteció el nombre de Cuba en los organismos internacionales. Hoy, al ver las violaciones a los derechos humanos que ocurren en Cuba y alrededor del mundo, debemos recordar el espíritu humanista del Dr. Guy Pérez-Cisneros para evitar que se cometan estos crímenes en el futuro.
viernes, 25 de diciembre de 2009
Guillermo Belt Ramírez
El Dr. Guillermo Belt Ramírez nació el 14 de julio de 1905 en La Habana. Sus padres fueron Jorge Alfredo Belt Muñoz, Secretario de la Presidencia en el gobierno del Presidente Tomás Estrada Palma, y María Ramírez Kavanagh. Su abuelo, John Benjamin Belt, oriundo de Beltsville, Maryland, EE.UU, viajó a La Habana siendo joven y se casó con una cubana, Carmen Muñoz Baena. Como simpatizaba con la causa confederada durante la Guerra Civil norteamericana, decidió radicarse en Cuba tras el conflicto. El Dr. Belt Ramírez cursó sus estudios de bachillerato en el Colegio de La Salle en La Habana. Estudió Derecho en la Universidad de La Habana, graduándose en 1925. Luego llevó a cabo estudios de posgrado en la Universidad de Cornell en Nueva York.
Luchó contra el gobierno del General Gerardo Machado y, tras la caída de éste en 1933, fue nombrado Secretario de Instrucción Publica en el gobierno del Presidente Carlos Manuel de Céspedes Quesada. También ocupó el cargo de Ministro Sin Cartera. El 18 de enero de 1935 fue nombrado Alcalde de La Habana al renunciar al cargo el Dr. Miguel Mariano Gómez Arias. Durante su alcaldía fundó el Hospital Infantil de La Habana, restauró la Plaza de Armas, y devolvió los nombres antiguos a las calles habaneras. Renunció a su cargo el 5 de febrero de 1936. Se casó con Elisa Martínez-Viademonte, hija del eminente jurista y Ministro de Estado cubano, Dr. José Agustín Martínez Viademonte. Juntos tuvieron cinco hijos: Guillermo, José Agustín, Noel, Marilys y Juan.
En 1944, tras la elección del Dr. Ramón Grau San Martín a la Presidencia de la República, el Dr. Belt fue nombrado representante de Cuba ante el Consejo de la Unión Panamericana, antecesor a la Organización de Estados Americanos (OEA). Al mismo tiempo fue nombrado Embajador Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Cuba en los Estados Unidos. Simultáneamente ejerció el mismo cargo ante la Unión Soviética.
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, le tocó a Cuba jugar un papel importante en los debates sobre la posguerra. Cuba participó activamente en los debates de la redacción de la Carta de las Naciones Unidas, expresando su oposición al poder de veto que se le daba a las cinco potencias que salieron victoriosas después de la Guerra (Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, China y la Unión Soviética) porque lo consideraba antidemocrático e injusto para las naciones más pequeñas. También defendió la posición de América Latina en relación a la ONU, logrando en definitiva la creación de mecanismos regionales. El Dr. Belt, como jefe de la Delegación de Cuba, junto al Dr. Ernesto Dihigo y López-Trigo, tuvo el honor de firmar la Carta de las Naciones Unidas en San Francisco, California el 26 de junio de 1945.
En 1947 en Rio de Janeiro, los países latinoamericanos firmaron el Tratado Inter-Americano de Asistencia Recíproca, un pacto de defensa colectiva para el hemisferio. En esa ocasión, el Embajador Belt, expresando las ideas del Presidente Grau, declaró que también era importante proteger a los países del hemisferio contra amenazas y agresiones de tipo económico. Esta Doctrina de Agresión Económica, también conocida como la Doctrina Grau, no fue aprobada en Rio de Janeiro. Sin embargo, los países de América Latina apoyaron la propuesta en la Novena Conferencia Inter-Americana, llevada a cabo en Bogotá en 1948, y fue incluida en el Artículo 16 de la Carta de la Organización de Estados Americanos, aprobada en dicha reunión.
El 19 de abril de 1948, el Embajador Belt pronunció un discurso ante una Sesión Conjunta del Congreso de los Estados Unidos con motivo del 50 aniversario de la Guerra Hispano-Americana y la Independencia de Cuba de España. A comienzos de su gobierno, el Presidente Carlos Prío Socarrás le ofreció otro alto cargo diplomático, en Europa, que el Dr. Belt declinó. En 1949 regresó a La Habana con toda su familia y se reintegró a su actividad profesional como abogado y notario y como profesor de Derecho Internacional en la Universidad Católica de Santo Tomás de Villanueva. Al llegar la dictadura castrista en 1959, el Dr. Belt se encontraba en un viaje de negocios por Europa y decidió no regresar a Cuba. Vivió en México hasta 1961, cuando decidió radicar definitivamente en Washington, D.C. Allí trabajó con grupos de exiliados cubanos para tratar de persuadir al gobierno norteamericano que mantuviera una postura firme en contra del gobierno comunista de la isla.
Por su prestigio a nivel nacional e internacional, le fueron otorgadas varias condecoraciones a lo largo de su ilustre carrera. Entre éstas destacan la Gran Cruz de la Orden Nacional de Mérito Carlos Manuel de Céspedes (Cuba), la Gran Cruz de la Cruz Roja Cubana, la Gran Cruz de la Orden de San Silvestre (Papal), la Legión de Honor (Francia), la Gran Cruz de la Orden de Pétion (Haití), la Gran Cruz de la Orden de Omayan (Siria), la Orden del Cedro del Líbano y la Orden de Nichan Iftikhar (Túnez).
El Dr. Belt falleció el 2 de julio de 1989 a los 83 años tras complicársele una operación. Su legado y su perspectiva cosmopolita aun viven en su familia. Su hijo Guillermo ocupó altos cargos dentro de la OEA; sus hijos Noel y Juan desempeñaron importantes cargos como economistas en el Banco Interamericano de Desarrollo y en la Agencia Internacional para el Desarrollo, respectivamente; y su bisnieto, Daniel Mendoza, acaba de realizar un documental sobre la actual crisis humanitaria en Darfur, Sudan, que ha sido acreedor a varios premios.
También vive en la memoria de todos los que recuerdan el papel activo y solidario que jugó una Cuba libre ante el mundo. Necesitamos rescatar el prestigio diplomático y la visión cosmopolita del Dr. Belt y de los diplomáticos de su época. Solo así se puede acabar con 50 años de “diplomacia” vulgar, egoísta e insular por parte del régimen castrista.