sábado, 17 de septiembre de 2011
Presentación del libro Republican Cuba del Dr. Raúl Chao
El libro Republican Cuba, del Dr. Raúl Chao, es una obra detallada y documentada de las figuras y los hechos que forjaron la historia Cuba Republicana entre 1902 y 1959. A continuación, fotos y video de la presentación del libro.
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Raul Chao
jueves, 15 de septiembre de 2011
En Torno a una Carta Inédita de José Martí a Manuel Mercado (Tercera y Última Parte)
Meses después Martí descubrió la triste realidad de las políticas de Barrios. Los indígenas no dejaron de ser pobres; Barrios los obligó a continuar viviendo en el modelo represivo de la colonia. La promoción de la economía del café terminó destruyendo las comunidades Maya. Las tierras comunales de los nativos fueron privatizadas sin compensación adecuada. Muchos indígenas se enfermaban y morían al ser obligados a vivir en las alturas de las montañas. La iconografía y simbolismo Maya en la bandera era solo propaganda e ilusión retórica. Los Mayas continuaban eliminados del poder político de Guatemala.
A pesar de eso, Martí siguió estudiando a Barrios cuidadosamente por un tiempo, mientras trabajaba bajo el liderazgo del cubano José María Izaguirre (1828-1905). Izaguirre era ex miembro de la Asamblea Constituyente de Guáimaro por el Distrito de Jiguaní (10 al 11 abril de 1869), y fundador de la Escuela Normal de Maestros de Guatemala, a cuya facultad se unió Martí el 29 de Mayo de 1877. Muy pronto, sin embargo, Martí no pudo reprimir su desagrado con Barrios. En Marzo 8 de 1878 le escribió a Manuel Mercado y compartió con él su desilusión. Para empeorar las cosas, Izaguirre fue acusado de abusar de su autoridad y menospreciar la cultura guatemalteca por el exceso de celo en su labor por la independencia de Cuba.
Mercado le respondió a Martí pidiéndole paciencia y compartiendo con él un secreto que lo consumía: la vergüenza por haber accedido a una alianza con Porfirio Díaz y haber conspirado en su favor en 1876, violando la lealtad que le debía a Lerdo de Quesada siendo como era un funcionario de su gobierno. Mercado le pidió a Martí que guardara el secreto de su ingratitud con Lerdo, de la cual no se sentía orgulloso.
A finales de Marzo de 1878 el Presidente Barrios despidió a Izaguirre como director de la Normal de Guatemala. El 2 de Abril de 1878 Martí le escribió a Mercado desde Ciudad Guatemala la carta inédita objeto de este artículo, asegurándole la total seguridad de su secreto.
«Guatemala, 2 de Abril 1878
A Manuel Mercado:
Honorable y amado amigo:
No dudo que nuestra conversación lo haya hecho reflexionar.
Es envidiable lo que puede hacer un hombre como usted por sus ideas.
Aún cuando no me sienta yo con ánimos de hacer cosa alguna no se preocupe usted por sus ideas, nuestra conversación es parte ya de mis consideraciones más urgentes.
Estimado amigo, bien sabe usted el afecto que le profeso.
No tema, su secreto está seguro conmigo.
Martí.»
El 6 de Abril Martí renunció a su posición en la Normal de Maestros en solidaridad con Izaguirre, dando por terminada su relación con Barrios y Guatemala. En una carta del 20 de Abril de 1878 a Manuel Mercado le expone:
«me veo obligado a renunciar las pocas cátedras que me quedaban; a irme del país, y a hacerles sentir mi desdén antes que ellos me hicieran sentir su injusticia.»
La Guerra del ‘68 había terminado en Cuba con el Pacto del Zanjón en Febrero de 1878. Martí decidió volver a Cuba en Julio de 1878, acogiéndose a la amnistía general que se ofreció en el Pacto del Zanjón a todos los exiliados.
Jose Julian Marti |
Martí y Carmen, esperando su primer hijo, salieron de Guatemala el 6 de Julio de 1878, poco después de un año de haber vivido allí. Fue así que José Francisco Martí Zayas-Bazán (Ismaelillo) nació en La Habana el 22 de Noviembre de 1878.
Martí fue de nuevo expulsado a España y desde allí escapó a Nueva York, donde comenzó a trabajar febrilmente en lo que llamó «la Tregua Fecunda» (1878-1895), periodo durante el cual se forjó la unidad de los cubanos de la isla y el exterior para lograr la independencia de Cuba.
Carmen Zayas Bazan |
Echando a un lado sus divergencias políticas con Porfirio Díaz, el 23 de Julio de 1894, diecisiete años después de su salida de México, Martí solicitó —por medio de Manuel Mercado, que desde 1882 oficiaba como Subsecretario de Gobernación de México— una entrevista con Porfirio Díaz con el objeto de solicitar recursos económicos y el reconocimiento de México a la beligerancia en Cuba. Ignorando que en 1876 se había expresado de Porfirio Díaz como «un hombre que se declara por su exclusiva voluntad, señor de hombres,» Martí, en esa nueva ocasión, argumentó:
« quien solicita la reunión no es un cubano cualquiera sino un cubano prudente [...] que ha probado sin alarde, y en horas críticas, su amor vigilante a México,» añadiendo « no vengo a dirigirme al jefe oficial de la República que luchó ayer por lo que Cuba vuelve a luchar hoy, sino al hombre cauto y de fuerte corazón que padeció por la libertad del continente, que la mantiene hoy con la dignidad y unidad que da a su pueblo, y que no puede desoír, ni ver como extraños, a los que a las puertas de su patria, en el crucero futuro y cercano del mundo y frente a una nación ajena y necesitada, van a batallar por el decoro y bienestar de sus compatriotas, y el equilibrio y seguridad de nuestra América.»
El primero de Agosto de 1894 se llevó a cabo la entrevista entre José Martí y Porfirio Díaz en el Palacio de Chapultepec. Porfirio Díaz conversó largamente con Martí, pero no accedió a reconocer la beligerancia a los cubanos, ni a ofrecer puerto seguro a las embarcaciones del ejército cubano en armas, ni a permitir la organización de expediciones desde territorio Mexicano. Respondiendo a las cortesías y halagos de Martí le concedió una ayuda monetaria de 20,000 pesos oro, con esperanzas infundadas de que algún día Martí pudiera devolverle la cortesía apoyando el sueño de Porfirio Díaz de anexar la isla de Cuba a la República Mexicana.
Raúl Eduardo Chao
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En Torno a una Carta Inédita de José Martí a Manuel Mercado (Segunda Parte)
Para poner punto final a su sentir por la democracia mexicana Martí publicó en Diciembre de 1876 tres artículos acusatorios a los porfiristas. En uno de ellos afirmaba:
«Una revolución es necesaria todavía: la que no haga Presidente a su caudillo, la revolución contra todas las revoluciones: el levantamiento de todos los hombres pacíficos, una vez soldados, para que ni ellos ni nadie vuelvan a serlo.»
Por una de esas incomprensibles decisiones de los pueblos, meses después, en Mayo de 1877, Martí lamentó que el General Porfirio Díaz resultara electo en unas honradas elecciones convocadas por el encargado del poder ejecutivo de la Unión Mexicana, el General Porfirista Juan Nepomuceno Méndez (1824-1894), uno de los héroes de la Batalla de Puebla contra los franceses el 5 de Mayo de 1862.
El 29 de Diciembre de 1876 Martí parió en tren hacia Veracruz y desde allí embarcó hacia Cuba el día 2 de Enero de 1877 en el vapor Ebro. Llevaba consigo un pasaporte mexicano —que le consiguió Manuel Mercado— a nombre de Julián Pérez. Su propósito era hacer gestiones para poder repatriar su familia a Cuba. En esa ocasión le escribió a Manuel Mercado diciéndole:
«Podría ser que yo cayese preso, pero no estaría constantemente incomunicado, y el viaje de ellas [sus hermanas], comprado con mi libertad, ya que tanto han sufrido por mi culpa; siempre se haría…»
En el muelle de La Habana lo esperaron el día 6 de Enero su madre, Doña Leonor, y sus hermanas Antonia y Leonor (la Chata), que habían retornado a Cuba unos días antes. En casa de la Chata y su esposo Manuel, se alojaron todos.
El José Martí que tan exitosamente ejercería la profesión de periodista en Nueva York y que podía en 1895 ahorrar lo suficiente como para financiar muchos de los gastos de las expediciones a Cuba durante la Guerra del ‘95, se vio en La Habana sin dinero y sin medios para traer el resto de su familia desde Ciudad México. Afortunadamente encontró allí el abrazo acogedor de su hermano y amigo del alma Fermín Valdés Domínguez (1852-1910).
Fermín vivía con su hermano Eusebio en una gran casona en la esquina de Industria y San Miguel, propiedad del padre adoptivo de ambos, Don José Mariano Domínguez Salvajáuregui (1812-1877). Don Mariano era en 1877 un ilustre presbítero guatemalteco entregado por completo al servicio de sus fieles en la Habana. Tanto Fermín (Médico) como Eusebio (Abogado) tenían una sólida posición económica y ofrecieron a Martí los fondos necesarios para trasladar su familia a Cuba y para iniciar con Carmen su vida matrimonial en Guatemala. El noble capellán, que prácticamente había visto a Martí crecer en su casa, lo consideraba y amaba como a un tercer hijo. No vaciló en ofrecerle cartas de presentación para sus viejos afectos en la capital de Guatemala. Como si estuviera esperando esa ocasión para demostrar a Martí el cariño de un segundo padre, Don José Mariano falleció unos días después, el 2 de Febrero de 1877.
La estancia clandestina de Martí en la Habana duró exactamente siete semanas; el 24 de Febrero partió hacia la América Central, desembarcando en Belice y viajando en lomo de mula hasta Zacapa después de atravesar «altos volcanes y fértiles tierras adornadas de café, maíz y caña de azúcar… una tierra hospitalaria, rica y franca.»
A principios del mes de Marzo de 1877, en una carta a Manuel Mercado, Martí le comunicó sus intenciones de no retornar permanentemente a México sino fijar destino en Guatemala. No podía tolerar la deposición de Lerdo de Tejada y el arribo al poder de la tiranía conservadora de Porfirio Díaz. En palabras dolorosas de escribir le explicó a Manuel Mercado que «un hombre libre, con un poco de luz en la frente, no puede vivir donde mandan los tiranos.»
José Martí llevó a Ciudad Guatemala las cartas de recomendación de Don José Mariano dirigidas a personalidades de ese país, entre ellas al presidente Justo Rufino Barrios (1835-1885). Ya en Mayo de ese año le nombraron Profesor de Literatura en la Escuela Normal y Catedrático de Literatura Francesa, Inglesa, Italiana, Alemana y de Historia de la Filosofía en la Universidad de Guatemala. Así pudo establecer su residencia en el próspero barrio de Ciudad Vieja, al sur de la ciudad. Martí hizo amistad en Guatemala con un prócer independentista —nacido en Sevilla y educado en Londres— que había llegado a ser presidente de la República, Miguel García Granados (1809-1878), que lo recibió en su hogar, donde las tertulias eran ricas en lo político, en literatura y cultura en general. Es allí que Martí conoció a María, una de las hijas de García Granados, recordada en sus poesías como La Niña de Guatemala.
En Diciembre de 1877 Martí regresó brevemente a México para casarse el día 20, en la Catedral Mexicana, con la camagüeyana Carmen Zayas Bazán, regresando de inmediato a Guatemala para continuar con sus responsabilidades docentes. Una vez en Guatemala Martí comenzó a estudiar con detenimiento lo que llamó «la paradoja guatemalteca.»
El Presidente Justo Rufino Barrios había apoyado resueltamente la guerra del ‘68 iniciada en Cuba por Carlos Manuel de Céspedes, e inclusive había ofrecido refugio a los veteranos cubanos que huían del alcance de las armas españolas durante la guerra. Por otra parte, debido a su trato hacia los Mayas —cuya única riqueza era la tierra que cultivaban— la prensa de los Guatemaltecos exiliados en México caracterizaba a Barrios como «un caníbal, una pantera, un sátrapa oprobio de la humanidad,» debido a la expropiación de las tierras indígenas sin cultivar y la legislación de su gobierno en favor del reclutamiento forzado de los Mayas para trabajar en el cultivo intensivo de las plantaciones de café durante el corto período de la cosecha.
Inicialmente, las políticas de Barrios impulsando el crecimiento económico y el gobierno secular en Guatemala, la promesa de una transformación económica que mejoraría el estándar de vida de la población indígena, las ventajas de mezclar las dos culturas —india e hispánica— para sintetizar una nueva y moderna sociedad, y la actitud de simpatía de Barrios hacia la independencia de Cuba, fueron poderosos alicientes que atrajeron a Martí al pensamiento de Barrios. El 26 de Marzo Martí logró conocer al Presidente y —aunque no hay transcripciones de la conversación— es evidente que Martí simpatizó con él desde ese momento.
«Una revolución es necesaria todavía: la que no haga Presidente a su caudillo, la revolución contra todas las revoluciones: el levantamiento de todos los hombres pacíficos, una vez soldados, para que ni ellos ni nadie vuelvan a serlo.»
Por una de esas incomprensibles decisiones de los pueblos, meses después, en Mayo de 1877, Martí lamentó que el General Porfirio Díaz resultara electo en unas honradas elecciones convocadas por el encargado del poder ejecutivo de la Unión Mexicana, el General Porfirista Juan Nepomuceno Méndez (1824-1894), uno de los héroes de la Batalla de Puebla contra los franceses el 5 de Mayo de 1862.
El 29 de Diciembre de 1876 Martí parió en tren hacia Veracruz y desde allí embarcó hacia Cuba el día 2 de Enero de 1877 en el vapor Ebro. Llevaba consigo un pasaporte mexicano —que le consiguió Manuel Mercado— a nombre de Julián Pérez. Su propósito era hacer gestiones para poder repatriar su familia a Cuba. En esa ocasión le escribió a Manuel Mercado diciéndole:
«Podría ser que yo cayese preso, pero no estaría constantemente incomunicado, y el viaje de ellas [sus hermanas], comprado con mi libertad, ya que tanto han sufrido por mi culpa; siempre se haría…»
En el muelle de La Habana lo esperaron el día 6 de Enero su madre, Doña Leonor, y sus hermanas Antonia y Leonor (la Chata), que habían retornado a Cuba unos días antes. En casa de la Chata y su esposo Manuel, se alojaron todos.
El José Martí que tan exitosamente ejercería la profesión de periodista en Nueva York y que podía en 1895 ahorrar lo suficiente como para financiar muchos de los gastos de las expediciones a Cuba durante la Guerra del ‘95, se vio en La Habana sin dinero y sin medios para traer el resto de su familia desde Ciudad México. Afortunadamente encontró allí el abrazo acogedor de su hermano y amigo del alma Fermín Valdés Domínguez (1852-1910).
Fermin Valdes Dominguez |
Fermín vivía con su hermano Eusebio en una gran casona en la esquina de Industria y San Miguel, propiedad del padre adoptivo de ambos, Don José Mariano Domínguez Salvajáuregui (1812-1877). Don Mariano era en 1877 un ilustre presbítero guatemalteco entregado por completo al servicio de sus fieles en la Habana. Tanto Fermín (Médico) como Eusebio (Abogado) tenían una sólida posición económica y ofrecieron a Martí los fondos necesarios para trasladar su familia a Cuba y para iniciar con Carmen su vida matrimonial en Guatemala. El noble capellán, que prácticamente había visto a Martí crecer en su casa, lo consideraba y amaba como a un tercer hijo. No vaciló en ofrecerle cartas de presentación para sus viejos afectos en la capital de Guatemala. Como si estuviera esperando esa ocasión para demostrar a Martí el cariño de un segundo padre, Don José Mariano falleció unos días después, el 2 de Febrero de 1877.
La estancia clandestina de Martí en la Habana duró exactamente siete semanas; el 24 de Febrero partió hacia la América Central, desembarcando en Belice y viajando en lomo de mula hasta Zacapa después de atravesar «altos volcanes y fértiles tierras adornadas de café, maíz y caña de azúcar… una tierra hospitalaria, rica y franca.»
A principios del mes de Marzo de 1877, en una carta a Manuel Mercado, Martí le comunicó sus intenciones de no retornar permanentemente a México sino fijar destino en Guatemala. No podía tolerar la deposición de Lerdo de Tejada y el arribo al poder de la tiranía conservadora de Porfirio Díaz. En palabras dolorosas de escribir le explicó a Manuel Mercado que «un hombre libre, con un poco de luz en la frente, no puede vivir donde mandan los tiranos.»
José Martí llevó a Ciudad Guatemala las cartas de recomendación de Don José Mariano dirigidas a personalidades de ese país, entre ellas al presidente Justo Rufino Barrios (1835-1885). Ya en Mayo de ese año le nombraron Profesor de Literatura en la Escuela Normal y Catedrático de Literatura Francesa, Inglesa, Italiana, Alemana y de Historia de la Filosofía en la Universidad de Guatemala. Así pudo establecer su residencia en el próspero barrio de Ciudad Vieja, al sur de la ciudad. Martí hizo amistad en Guatemala con un prócer independentista —nacido en Sevilla y educado en Londres— que había llegado a ser presidente de la República, Miguel García Granados (1809-1878), que lo recibió en su hogar, donde las tertulias eran ricas en lo político, en literatura y cultura en general. Es allí que Martí conoció a María, una de las hijas de García Granados, recordada en sus poesías como La Niña de Guatemala.
Justo Rufino Barrios |
Miguel Garcia Granados |
En Diciembre de 1877 Martí regresó brevemente a México para casarse el día 20, en la Catedral Mexicana, con la camagüeyana Carmen Zayas Bazán, regresando de inmediato a Guatemala para continuar con sus responsabilidades docentes. Una vez en Guatemala Martí comenzó a estudiar con detenimiento lo que llamó «la paradoja guatemalteca.»
El Presidente Justo Rufino Barrios había apoyado resueltamente la guerra del ‘68 iniciada en Cuba por Carlos Manuel de Céspedes, e inclusive había ofrecido refugio a los veteranos cubanos que huían del alcance de las armas españolas durante la guerra. Por otra parte, debido a su trato hacia los Mayas —cuya única riqueza era la tierra que cultivaban— la prensa de los Guatemaltecos exiliados en México caracterizaba a Barrios como «un caníbal, una pantera, un sátrapa oprobio de la humanidad,» debido a la expropiación de las tierras indígenas sin cultivar y la legislación de su gobierno en favor del reclutamiento forzado de los Mayas para trabajar en el cultivo intensivo de las plantaciones de café durante el corto período de la cosecha.
Inicialmente, las políticas de Barrios impulsando el crecimiento económico y el gobierno secular en Guatemala, la promesa de una transformación económica que mejoraría el estándar de vida de la población indígena, las ventajas de mezclar las dos culturas —india e hispánica— para sintetizar una nueva y moderna sociedad, y la actitud de simpatía de Barrios hacia la independencia de Cuba, fueron poderosos alicientes que atrajeron a Martí al pensamiento de Barrios. El 26 de Marzo Martí logró conocer al Presidente y —aunque no hay transcripciones de la conversación— es evidente que Martí simpatizó con él desde ese momento.
martes, 13 de septiembre de 2011
En Torno a una Carta Inédita de José Martí a Manuel Mercado* (Primera Parte)
* Por el Dr. Raul Chao.
El 8 de Febrero de 1875 José Martí llegaba al puerto mexicano de Veracruz para reunirse con su familia en la capital mexicana. Acababa de graduarse en Derecho Civil y Canónico en la Universidad de Zaragoza en Octubre del año anterior. Martí se había embarcado hacia América desde el puerto de Le Havre, terminando así su primer destierro en España vía Paris (donde conoció a Víctor Hugo) y Nueva York (donde estuvo 12 días).
Ese 10 de Febrero en la estación de Buenavista esperaban a Martí su padre, Don Mariano, y un funcionario Michoacano que vivía en los altos de la casa de Don Mariano: Manuel Mercado (1838-1909), secretario del Ayuntamiento de Ciudad México. Los Mercado y los Martí residían en la Calle Moneda cerca del Zócalo, un barrio prestigioso de la ciudad por su cercanía a la sede del gobierno nacional. Manuel Mercado tenía entonces 37 años; José Martí 22.
Durante los próximos 20 años José Martí desarrolló una fraternal amistad con Manuel Mercado, manifestada por más de 140 cartas que Mercado recibió de Martí desde diferentes países y que conservó intactas hasta el día de su muerte en 1909. En esa correspondencia ambos compartieron desde cuestiones personales y familiares hasta opiniones políticas y criterios sobre países y gobernantes de actualidad. Martí, por ejemplo, dedicó su última e inconclusa carta –que es considerada como su testamento político- a Manuel Mercado. La carta fue escrita desde Dos Ríos el 18 de Mayo de 1895; a la muerte de Martí, al día siguiente, la carta cayó en manos españolas, las cuales la entregaron a Carmen Zayas Bazán (1853-1928), la viuda de Martí junto con otras posesiones del Apóstol.
Durante sus dos años de estancia en México (1875 y 1876) José Martí –por gestiones de Manuel Marcado- trabajó en la redacción de la Revista Universal, publicando sus artículos bajo el seudónimo de Orestes. Martí se integró plenamente a la vida Mexicana y cuando la familia entera de los Juárez asistió a una representación teatral de una obra de Martí en Ciudad México en 1875, conoció al poeta santiaguero Pedro Santacilia (1834-1910), casado con Manuela, la hija primogénita de Benito Juárez.
Santacilia, uno de los grandes valores cubanos casi desconocidos, fue quien obtuvo de Juárez el reconocimiento de la beligerancia de los mambises durante la Guerra del ‘68, lo cual agradeció Carlos Manuel de Céspedes en una carta al Presidente Juárez el 9 de Junio de 1869. A partir de entonces los puertos mexicanos recibieron y abastecieron a barcos con la bandera cubana. Fue también Santacilia quien publicó en 1858 una antología poética titulada El Laúd del Desterrado en la que incluyó poesías patrióticas suyas y de José María Heredia, Miguel Teurbe Tolón, Juan Clemente Zenea y otros poetas. El Laúd del Desterrado ha sido estudiado y analizado críticamente en años recientes por Matías Montes Huidobro, el gran crítico e historiador literario cubano. Cuando la República de Cuba inauguró su primera sede diplomática en Ciudad México, el 20 de Mayo de 1902, el primer cubano en inscribirse y reclamar la ciudadanía, a los 68 años de edad, fue Pedro Santacilia, del cual se cuenta que comentó al recibirla «¡Qué agradable es eso de ser paisano de Heredia, de Martí y de Maceo!»
El 8 de Agosto de 1875, actuando como corresponsal en la inauguración de una escuela primaria en el poblado de La Magdalena, cerca de la capital, Martí conoció al Presidente Mexicano Lerdo de Tejada, al cual desde entonces respaldó, oponiéndose a los esfuerzos del General Porfirio Díaz (1876-1911) cuando este trataba de obstaculizar su gobierno. Ya desde el 1875 habían comenzado los movimientos insurreccionales en contra de Lerdo de Tejada capitaneados –se rumoraba- por el General Porfirio Díaz. La rebelión se basaba en el rechazo de ciertas medidas impopulares de la administración de Lerdo: la incorporación a la Constitución de las leyes anticlericales de la Reforma, i.e., la expulsión de los jesuitas, la secularización de la enseñanza y la prohibición de manifestaciones religiosas fuera de los templos, entre otras.
El alzamiento de Porfirio Díaz se hizo realidad el 10 de Enero de 1876 cuando este proclamó el Plan de Tuxtepec, en virtud del cual se desconocía la presidencia de Lerdo de Tejada y se despedían todos los funcionarios nombrados por él. Martí decidió abandonar México el 16 de Noviembre de 1876, una vez perdida la Batalla de Tecoac, en el Estado de Tlaxcala, que dió el triunfo a los ideales porfiristas enarbolados en el Plan de Tuxtepec y en la que por poco perece el propio General Porfirio Díaz.
El 8 de Febrero de 1875 José Martí llegaba al puerto mexicano de Veracruz para reunirse con su familia en la capital mexicana. Acababa de graduarse en Derecho Civil y Canónico en la Universidad de Zaragoza en Octubre del año anterior. Martí se había embarcado hacia América desde el puerto de Le Havre, terminando así su primer destierro en España vía Paris (donde conoció a Víctor Hugo) y Nueva York (donde estuvo 12 días).
Don Mariano Marti |
Leonor Pérez |
En Cuba ardía la Guerra de los Diez Años. Sabiendo que José Julián no podía volver a su país, sus padres Don Mariano Martí (1815-1887) y Doña Leonor Pérez (1828-1907) se habían mudado a Ciudad México en 1874 con el objeto de poder allí reunir a toda la familia cuando llegara José Julián de España. Con Mariano y Leonor habían emigrado a México todas las hermanas de Martí: Ana (1856-1875, que falleció un mes antes de la llegada de Martí); Leonor, La Chata (1854-1900); María del Carmen, La Valenciana (1857-1900); María del Pilar (1859-1865); Rita Amelia (1862-1944); Antonia (1864-1900) y Dolores, Lolita (1865-1870).
Horas después de desembarcar en Veracruz José Martí comenzó su largo y empinado camino a Ciudad México –siguiendo la misma senda que un día hiciera Simón Bolívar- y el día 10 de Febrero llegó a la estación de ferrocarril Buenavista (Insurgentes y Puente de Alvarado), inaugurada en Enero de 1873 por el Presidente Sebastián Lerdo de Tejada (1823-1889) para conectar por vía rápida la capital con el puerto de Veracruz. En 1872 Benito Juárez (1806-1872) había muerto de un ataque al corazón. Lerdo de Tejada fue su sucesor como Ministro del Exterior de la República Mexicana. Juárez había sido el primer presidente mexicano indígena y no-militar; había resistido la ocupación francesa y restaurado la República en 1867 tras la muerte del Emperador Maximiliano (1832-1867).
Ese 10 de Febrero en la estación de Buenavista esperaban a Martí su padre, Don Mariano, y un funcionario Michoacano que vivía en los altos de la casa de Don Mariano: Manuel Mercado (1838-1909), secretario del Ayuntamiento de Ciudad México. Los Mercado y los Martí residían en la Calle Moneda cerca del Zócalo, un barrio prestigioso de la ciudad por su cercanía a la sede del gobierno nacional. Manuel Mercado tenía entonces 37 años; José Martí 22.
Manuel Mercado |
Durante los próximos 20 años José Martí desarrolló una fraternal amistad con Manuel Mercado, manifestada por más de 140 cartas que Mercado recibió de Martí desde diferentes países y que conservó intactas hasta el día de su muerte en 1909. En esa correspondencia ambos compartieron desde cuestiones personales y familiares hasta opiniones políticas y criterios sobre países y gobernantes de actualidad. Martí, por ejemplo, dedicó su última e inconclusa carta –que es considerada como su testamento político- a Manuel Mercado. La carta fue escrita desde Dos Ríos el 18 de Mayo de 1895; a la muerte de Martí, al día siguiente, la carta cayó en manos españolas, las cuales la entregaron a Carmen Zayas Bazán (1853-1928), la viuda de Martí junto con otras posesiones del Apóstol.
Durante sus dos años de estancia en México (1875 y 1876) José Martí –por gestiones de Manuel Marcado- trabajó en la redacción de la Revista Universal, publicando sus artículos bajo el seudónimo de Orestes. Martí se integró plenamente a la vida Mexicana y cuando la familia entera de los Juárez asistió a una representación teatral de una obra de Martí en Ciudad México en 1875, conoció al poeta santiaguero Pedro Santacilia (1834-1910), casado con Manuela, la hija primogénita de Benito Juárez.
Pedro Santacilia |
Santacilia, uno de los grandes valores cubanos casi desconocidos, fue quien obtuvo de Juárez el reconocimiento de la beligerancia de los mambises durante la Guerra del ‘68, lo cual agradeció Carlos Manuel de Céspedes en una carta al Presidente Juárez el 9 de Junio de 1869. A partir de entonces los puertos mexicanos recibieron y abastecieron a barcos con la bandera cubana. Fue también Santacilia quien publicó en 1858 una antología poética titulada El Laúd del Desterrado en la que incluyó poesías patrióticas suyas y de José María Heredia, Miguel Teurbe Tolón, Juan Clemente Zenea y otros poetas. El Laúd del Desterrado ha sido estudiado y analizado críticamente en años recientes por Matías Montes Huidobro, el gran crítico e historiador literario cubano. Cuando la República de Cuba inauguró su primera sede diplomática en Ciudad México, el 20 de Mayo de 1902, el primer cubano en inscribirse y reclamar la ciudadanía, a los 68 años de edad, fue Pedro Santacilia, del cual se cuenta que comentó al recibirla «¡Qué agradable es eso de ser paisano de Heredia, de Martí y de Maceo!»
Presidente Sebastian Lerdo |
General Porfirio Diaz |
El 8 de Agosto de 1875, actuando como corresponsal en la inauguración de una escuela primaria en el poblado de La Magdalena, cerca de la capital, Martí conoció al Presidente Mexicano Lerdo de Tejada, al cual desde entonces respaldó, oponiéndose a los esfuerzos del General Porfirio Díaz (1876-1911) cuando este trataba de obstaculizar su gobierno. Ya desde el 1875 habían comenzado los movimientos insurreccionales en contra de Lerdo de Tejada capitaneados –se rumoraba- por el General Porfirio Díaz. La rebelión se basaba en el rechazo de ciertas medidas impopulares de la administración de Lerdo: la incorporación a la Constitución de las leyes anticlericales de la Reforma, i.e., la expulsión de los jesuitas, la secularización de la enseñanza y la prohibición de manifestaciones religiosas fuera de los templos, entre otras.
El alzamiento de Porfirio Díaz se hizo realidad el 10 de Enero de 1876 cuando este proclamó el Plan de Tuxtepec, en virtud del cual se desconocía la presidencia de Lerdo de Tejada y se despedían todos los funcionarios nombrados por él. Martí decidió abandonar México el 16 de Noviembre de 1876, una vez perdida la Batalla de Tecoac, en el Estado de Tlaxcala, que dió el triunfo a los ideales porfiristas enarbolados en el Plan de Tuxtepec y en la que por poco perece el propio General Porfirio Díaz.
lunes, 12 de septiembre de 2011
Este jueves: Presentación del libro Republican Cuba del Dr. Raúl Chao
Cremata Gallery Presents
Republican Cuba
by Raúl E.Chao
Thursday, September 15th, 2011
Location: Cremata Gallery, 1646 SW 8th St.
Date: Thursday, September 15th, 2011
Time: 7:00 p.m.
ABOUT THE BOOK REPUBLICAN CUBA
This book reviews events, champions, heroes and anti-heroes during the fifty years of Republican Cuba. The author has succeeded in presenting a very complete panorama of what Cuba was during its republican times. From Estrada Palma to José Miguel Gómez, Menocal, Machado, Batista, Grau, Prio… every presidency studied in detail. From gangsters to botelleros, from honest politicians to charlatans. Every important event is presented in its proper dimension and context. The book is meant for those who wish to know the history and explore the paradox of Cuba: a land blessed by nature, flush with generous and good human talent, but unexpectedly fallen prey to ambitious and unscrupulous men who did not stop at separating families, killing their brothers and sisters while exploiting Cuba’s bounty for their private use.
Republican Cuba covers from the independence of the island in 1902 to the demise of its liberties in 1959, when it was taken over by the Communists. It shows the strides and sacrifices of many Cubans trying to build a new nation and how a few men destroyed their efforts and brought about poverty, lawlessness, executions, fear and misery, just to justify their hunger for power. This book is the story of the first half of the XX century in Cuba, when its citizens were learning how to govern themselves; they made lots of mistakes but the Republic had become a progressive and prosperous nation until the Communists took it over, throwing more than a million Cubans into exile.
The presentation will be done in Spanish, but this first edition is written in English. Just published on July 14, 2011, the book is 494 pages perfect-bound in paperback, published by Dupont Circle Editions with over 1200 historical photographs, many of them seen for the first time.
After the presentation we’ll have the opportunity to meet the author. Wine & hors d’oeuvres will be served.
Valet parking available
R.S.V.P.: lourdes@crematagallery.com
Cremata Gallery
1646 SW 8th St.
Miami, Florida 33135
T: 305 644 3315
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