jueves, 24 de diciembre de 2009

Rafael Orizondo Olmo

Al conmemorarse este pasado 3 de junio el centenario del natalicio del Dr. Rafael I. Orizondo Olmo, debemos estudiar la vida y obra de este líder cubano.
El Dr. Orizondo nació en Sancti Spíritus, Las Villas en 1909. Cursó sus estudios primarios en el Colegio de La Salle y los secundarios en el Colegio Carlos de la Torre (presbiteriano) en su pueblo natal. Estudió Derecho Civil y Público en la Universidad de La Habana. También se hizo Notario Público.
Comenzó su carrera de servicio público como fundador del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) en Sancti Spíritus. Además fue delegado a las Asambleas Municipal, Provincial y Nacional del PRC(A). También fue abogado de la fábrica de productos lácteos Nela. Apasionado del dominó, prefería acudir todas las tardes al local del sindicato de trabajadores de la fábrica en vez de jugar en los centros sociales del Municipio.
Sirvió como Juez de Instrucción, responsable de instruir los cargos a los acusados de delitos. En 1944 fue electo Alcalde de Sancti Spíritus por el PRC(A). Entre sus obras principales destacan la pavimentación de las calles, las cuales, hasta el momento, eran empedradas al estilo colonial. Fue reelecto al cargo en 1946. Según el número de electores del Municipio de Sancti Spíritus, fue el alcalde que recibió el mayor porcentaje de los votos en Cuba.


En 1957, fue nombrado Embajador de Cuba ante el Estado de Israel. En aquel momento, este era el único país del Medio Oriente que había establecido relaciones diplomáticas con Cuba. Como embajador, pudo representar a la República ante el gobierno del Primer Ministro David Ben-Gurion. Ocupó el cargo hasta la llegada del régimen castrista en 1959.


Salió de Cuba en 1961, radicando primero en La Victoria, Venezuela. Allí trabajó en el departamento legal de una empresa avícola. En 1963, se mudó a Chicago, donde trabajó en una empresa de exportación en importación y en un banco comercial.
Finalmente, en 1977 se trasladó a Miami. Allí murió el 16 de mayo de 1999, rodeado por sus hijos y nietas.
Su hijo, el destacado reportero Rafael Orizondo, lo recuerda como “un cubano apasionado. Lector infatigable, ameno conversador, amigo de sus amigos. Nunca se le ‘subió’ el cargo a la cabeza y se consideraba un ciudadano igual a cualquiera, por humilde que este fuera. Por eso ‘conectó’ tan bien con su pueblo.” Además, “era célebre por su innato sentido del humor y su talante popular y democrático.”
Tras 50 años de dictadura, la historia del Dr. Orizondo, como la de tantos otros líderes de la Cuba democrática, ha sido relegada a la memoria de los que conocieron su obra. Las nuevas generaciones tenemos la responsabilidad de indagar y compartir la historia de cubanos como estos.

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