miércoles, 19 de mayo de 2010

Un día como hoy…

Fechas memorables (fragmento)
Por el Dr. Julio Quintana Díaz


Fue el 19 de mayo de 1895, un bello amanecer en la campiña cubana. Días antes (el 5 del mismo mes precisamente) había tenido lugar la primera entrevista de los tres grandes inmortales de la Revolución que se iniciaba. En “La Mejorana” se habían unido en estrecho abrazo Martí, Gómez y Maceo y allí entre palmas y vítores de los hombres que formaban sus escoltas, muchos de los cuales, al escuchar por vez primera el encendido verbo del Maestro, rememoraron con unición religiosa la entrada de Jesús en Jerusalén, en aquel bíblico Domingo de Ramos. Allí trazaron sus planes para incrementar en breve plazo la llama redentora de la Revolución, y porque lo estimaron necesario al par que justo, iniciaron su marcha a Camagüey, visitando ante todo, el campamento de Maceo en Banabacoa a pocas leguas de distancia, y en el que dos mil aguerridos orientales aguardaban ansiosos la llegada de sus héroes. Se les hizo un recibimiento “indescriptible” (según el decir de un periodista testigo, en breve crónica) los vítores atronaron el espacio, y nuevamente allí los tres grandes hombres se abrazaron con efusión y los soldados de Maceo, escucharon a Martí como siglos antes escucharan los creyentes las máximas de Cristo: “con adoración bíblica, con fanatismo de idólatras.”

¡Bien ajenos estaban entonces, de que pocos días después, los azares de la suerte, les depararían un rudo golpe!

Gómez y Martí, emprenden el rumbo acordado hacia Camagüey, pero antes es preciso visitar a Bartolomé Masó, que con 300 hombres les aguarda; se encuentran la tarde anterior y amanecen acampados en Las Bijas, lugar situado cerca de la confluencia de los ríos Cauto y Contramaestre. Nuevamente les habla Martí, y los soldados de Masó, como antes los de Maceo, sienten algo así, como un deslumbramiento primero, y como una embriaguez luego, al escuchar la palabra del Apóstol en aquella hermosa mañana del 19 de mayo de 1895. Pocas horas después, aquella inmensa alegría, aquel fervor patriótico se convierten en tristeza y dolor profundos.

Sorprendidos por la avanzada enemiga, se interrumpe un esplendido almuerzo, con los primeros tiros de los españoles, casi dentro del mismo Campamento. Máximo Gómez, apenas si tiene tiempo de cabalgar él mismo y ordenar el ataque.

Le ordena a Martí que no se mueva del lugar en que estaba, pero este no le escucha. Hay algo superior que anula su voluntad y sus propósitos. Se une a la galopada y marcha hacia su destino. Le alcanzan las balas enemigas, y cae para siempre coronado de gloria, de “cara al Sol” como cantara en sus versos sencillos. Así ocurrió la tragedia de Dos Ríos, el primer gran desastre de la Revolución cubana del 95.
Cuba, nuestra querida Patria, atravesó en aquella época, su triste Calvario que simbolizara un día 19 de mayo para alcanzar después en un feliz día 20, su propia gloriosa redención.

Por desgracia, para ella no ha terminado aun su Calvario. En los días que hoy corren, la sangre de sus hijos se vierte a torrentes en su fértil suelo, el dolor y la miseria engendrados por el odio insano de protervos hijos, abaten el espíritu de los cubanos; pero no hay que olvidar, que estamos de frente, a un nuevo acontecer en las alternativas de la vida, y que pronto, muy pronto tal vez, serán palpables las enseñanzas del Divino Maestro: “Yo soy la resurrección y la vida.” De este nuevo acontecer que se aproxima, se alzará una Cuba próspera y feliz, y nuestra bandera gloriosa y redimida, ondeara de nuevo en nuestros campos, como en los tiempos que hoy recordamos en estas “fechas memorables.”

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