miércoles, 30 de diciembre de 2009
martes, 29 de diciembre de 2009
Foto histórica
En esta foto se encuentran cuatro Presidentes de Cuba. En la primera fila, sentados de izquierda a derecha, se encuentran el Dr. Carlos de la Torre con Ramón Grau Sán Martín, Carlos Mendieta Montefur, Mario G. Menocal Deop y Miguel Mariano Gómez Arias. Estos últimos cuatro llegarian a la presidencia de Cuba. Si alguien conoce a los demás presentes en la foto, por favor ayude a identificarlos.
lunes, 28 de diciembre de 2009
Cuba y los derechos humanos
Guy Pérez-Cisneros
Por: Daniel I. Pedreira
Mucho se habla a diario sobre las violaciones a los derechos humanos por el régimen castrista a lo largo de 50 años de tiranía. Sin embargo, pocos conocen la gran labor realizada por Cuba en la creación de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Este 10 de diciembre, al cumplirse 61 años de la creación de ese documento internacional, debemos recordar a uno de sus proponentes.
Guy Pérez-Cisneros Bonnel nació en París, Francia el 7 de junio de 1915. Varios elementos ayudaron a formar la visión cosmopolita que llegaría a definir su carrera. Su padre, Francisco Pérez-Cisneros, era pintor y Cónsul de Cuba en la capital francesa. Su madre, Paule Bonnel, era oriunda de Toulouse, Francia. Comenzó sus estudios en el Colegio Santo Ángel de Gijón en Asturias, España y luego, entre 1921 y 1933, cursó su primera y segunda enseñanza en el Liceo Longchamps de Bordeaux, Francia, graduándose de bachiller. Luego ingresó en la Universidad de La Habana, donde se graduó de Doctor en Filosofía y Letras y Derecho Diplomático. Su tèsis doctoral, Características de la Evolución de la Pintura en Cuba, fue publicada en 1959. Estos elementos ayudaron a formar la visión cosmopolita que llegaría a definir su carrera.
Desde su ingreso en el Ministerio de Estado en 1934, el Dr. Pérez-Cisneros ocupó varios cargos administrativos y diplomáticos. En 1935 fue nombrado funcionario del Servicio Exterior de la República de Cuba. Dos años más tarde fue nombrado Secretario General Adjunto de la Comisión Nacional Cubana de Cooperación Intelectual. En 1937 contrajo matrimonio con la camagüeyana Berta Barreto y Fatijó, y juntos tuvieron tres hijos, Guy, Francisco y Pablo. Se divorciaron y, en 1943, se casó con Vera Wilson Estrada.
El Dr. Pérez-Cisneros también se destacó en el campo de las artes plásticas, publicando varias obras sobre el estudio del arte. Entre estas obras se destacan Presencia de Ocho Pintores (1937), Pintura Moderna Cubana (1941), Víctor Manuel y la Pintura Cubana Contemporánea (1941) y Pintura y Escultura (1943), entre otras obras.
En 1939 fue nombrado Jefe Interino de la Oficina de la Liga de las Naciones del Ministerio de Estado, Secretario General del Instituto Nacional de las Artes Plásticas y Secretario General Adjunto de la Unión Interamericana del Caribe. En 1944 se graduó de la Escuela de Periodismo “Manuel Márquez Sterling.”
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Cuba, al igual que los otros países aliados, aunaron sus esfuerzos para solucionar los problemas de la posguerra. De esta nueva misión surgió la Organización de Naciones Unidas (O.N.U.). Entre 1945 y 1946, el Dr. Pérez-Cisneros fue Secretario General de la Delegación de Cuba a la Conferencia para la creación de la Organización de las Naciones Unidas. Simultáneamente era miembro del Colegio Nacional de Periodistas de Cuba, Agregado Comercial de Cuba en el Canadá y Representante de Cuba en el Consejo Económico y Social de la O.N.U. En 1947 fue Relator de la Comisión Especial sobre Información de Territorios No-Autónomos de la II Asamblea General de las Naciones Unidas.
Al año siguiente fue Delegado de Cuba y Primer Relator en la XI Conferencia Interamericana en Bogotá, Colombia. Allí fue aprobada la Declaración de los Derechos y Deberes del Hombre. Ese mismo año fue Delegado de Cuba a la III Asamblea General de las Naciones Unidas, reunión que se llevó a cabo en el Palacio de Chaillot en París. Allí, fue uno de los delegados que propuso la aprobación de la “Declaración Universal de los Derechos Humanos,” documento que se venía desarrollando con gran participación cubana desde 1945. El documento fue redactado por los Doctores René Cassin, Embajador de Francia, Charles Malik, Embajador del Líbano, Guillermo Belt Ramírez y Ernesto Dihigo y López Trigo, Delegados de Cuba ante la O.N.U. Los Doctores Pèrez-Cisneros, Belt y Dihigo cabildearon a la Sra. Eleanor Roosevelt, Presidente de la Comisión de las Naciones Unidas, para lograr la aprobación de dicho documento.
En 1949 fue nombrado Vocal de la Comisión Cubana de la U.N.E.S.C.O., Delegado de Cuba a la IV Asamblea de la O.N.U. y Secretario General Electo de la Comisión Americana de Territorios Dependientes (1949). En 1950 fue nombrado Jefe de Despacho del Ministerio de Estado de la República de Cuba y en 1950 y 1951 representó a Cuba como Delegado Permanente a la V y VI Asambleas de la O.N.U. Entre 1952 y 1953 fue Delegado de Cuba al Consejo Económico y Social de la O.N.U. en las VII y VIII Asambleas.
Por su labor internacional, recibió numerosas condecoraciones de diferentes gobiernos. De Haití recibió las órdenes del Mérito (1940) y de Pétion et Bolívar (1941) con el grado de Caballero, del Líbano recibió la Ordre National du Cèdre (1947), y de México el Águila Azteca con el grado de Insignia (1949). A su vez, el gobierno cubano le otorgo el grado de Oficial (1948) y Comendador (1951) de la Orden Nacional de Mérito Carlos Manuel de Céspedes.
El Dr. Pérez-Cisneros falleció repentinamente en La Habana el 2 de septiembre de 1953. Al morir solo tenía 38 años de edad. Sin lugar a duda, hubiese continuado representando a la República de Cuba ante el mundo digna y honrosamente si su destino hubiera sido otro. Durante su vida pública, el Dr. Pérez-Cisneros representó los valores culturales del pueblo cubano y enalteció el nombre de Cuba en los organismos internacionales. Hoy, al ver las violaciones a los derechos humanos que ocurren en Cuba y alrededor del mundo, debemos recordar el espíritu humanista del Dr. Guy Pérez-Cisneros para evitar que se cometan estos crímenes en el futuro.
domingo, 27 de diciembre de 2009
Un día como hoy...
sábado, 26 de diciembre de 2009
De las páginas de Libre
Escrito por Dr. Orlando Gómez-Gil
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Mientras otros escritores trataron de explicarse la naturaleza íntima e intríseca de Cuba a través de otros factores, Fernando Ortiz (1881- 1969) intentó hacerlo mediante la sociología. En este campo se sitúa a gran distancia de los demás pensadores. El gran escritor nació en La Habana el 16 de julio de 1881. Vivió sus primeros cuatro años en la Isla de Menorca, tierra de su madre. Regresa a Cuba cuando la historia de la Isla es dramáticamente extraordinaria: está en pleno acontecer la Guerra del 95 – “la guerra de Martí”- y en 1898 se producen la Guerra Americana-cubana- española y la intervención norteamericana. Se gradúa de abogado en la Escuela de Leyes de la Universidad de La Habana. Pero a los veinte años, en enero de 1900, sale de Cuba. Hizo estudios muy profundos y abarcadores sobre los elementos étnicos que componen el país, sobre el juego de los productos cubanos en el proceso histórico y el carácter del cubano y, finalmente, tocó aspectos de la historia de Cuba nunca antes estudiados.
Poco tiempo después está de vuelta en La Habana. De ahora en adelante ocupará posiciones importantes dentro de la administración pública de la Patria. En 1903 don Tomás Estrada Palma lo designa cónsul y llega a ser secretario de la delegación cubana sirviendo en Marsella, la Coruña, París y otros lugares. Sus inquietudes lo llevan a Italia con el ánimo de estudiar criminología y se hace amigo y discípulo de Cesar Lombroso, que brillaba en esta materia. A pesar del prestigio de que gozaba en esa época, muchas de las teorías de ese autor han caído, víctimas del implacable paso del tiempo.
Dos años después regresa a La Habana y en 1905 don Tomás lo nombra Fiscal de la Audiencia de La Habana. Lo invitan a ser miembro de la prestigiosa Sociedad Económica de Amigos del País. La “Revista Bimestre”, fundada por el gran reformista José Antonio Saco, había dejado de publicarse y Ortiz toma su dirección y le da nueva vida. Pero sus ascensos continúan: ahora es catedrático de Derecho Público en la Escuela de Leyes de la Universidad de La Habana. Siente entonces un llamado más alto, el de la política y es electo Representante a la Cámara, donde permanecerá por diez años. El no puede negar el intelectual que lleva dentro y en 1926, funda con otros intelectuales la Sociedad Hispano-Cubana de Cultura. Poco tiempo después tiene lugar una de sus grandes realizaciones: la publicación de la Colección de Libros Cubanos en la editorial “La Moderna Poesía”. No solamente escribe algunos textos, sino compone las introducciones de cada obra.
El reloj de la historia marca uno de los momentos más dramáticos en el proceso histórico de Cuba: Gerardo Machado, que ha sido un presidente muy constructivo, se deja seducir por los que lo halagan, se cree “imprescindible” y orquesta su reelección y la prórroga de poderes. Vemos entonces a Fernando Ortiz fijar su residencia en Washington, D.C. donde puede ser más útil a Cuba que permaneciendo en ella.
Pero hagamos un paréntesis para estudiar algunas obras donde muestra su aguda y sagaz pupila de sociólogo, uno de los más grandes que ha dado Cuba. En 1906 publica “El Hampa antillana: los negros brujos”; a los que seguirán: “El engaño de las razas” ; “Hampa cubana: los negros esclavos”; y los cinco volúmenes de “Los instrumentos de la música cubana”. En estos libros destaca el papel de lo étnico, tanto en el carácter, la idiosincracia y el desarrollo histórico de la isla. Son estudios que se caracterizan por su profundidad, riqueza y precisión de datos y el ojo avizor de un gran investigador.
Hacia 1913 sus preocupaciones toman un nuevo rumbo, pero siempre prevaleciendo el interés por lo cubano. Publica entonces “La reconquista de América”; “José Antonio Saco y sus ideas cubanas”; “Las cuatro culturas indias”; “La tragedia de los ñáñigos”; “La Transculturación blanca de los tambores negros”. La obra más importante de esta época y , sin duda alguna, su obra maestra y la más leída y comentada lleva por título: “Contrapunteo del tabaco y el azúcar”. Aquí plantea una idea sumamente original, la influencia determinante que las producciones económicas ejercen sobre el carácter cubano y sobre el desarrollo no solamente económico, sino también político y social. Ya sabemos que esos productos han sido los fundamentales en la economía cubana, no sólo de esa época, sino de todos los tiempos.
Entre 1919 y 1927 el Dr. Ortiz deambula por problemas más universales. La misma sabiduría y profundidad que hemos visto en sus temas anteriores son fácilmente reconocibles en las obras de ahora, donde sobresalen: “La crisis cubana: sus causas y sus remedios”( 1917); “Las fases de la evolución religiosa”(1919) ; “La paz de versalles” (1920); “La decadencia cubana” (1924); “La fiesta afro-cubana del Día de los reyes Magos” (1926); “Las relaciones económicas de Cuba con los Estados Unidos” (1927); “Los factores humanos de la cubanidad” (1941); “Por una escuela cubana en Cuba” (1941).
Para no hacer este ensayo interminable vamos sólo a recordar que también meditó y escribió mucho sobre temas jurídicos y legales. La fama de sus libros trascendió el mero marco de la Isla, para ganar resonancia en Europa, sobre todo en España, Italia, Francia y otros países. Fue un gran admirador del más sobresaliente ensayista español, Don José Ortega y Gasset, cuyo pensamiento conocía al dedillo. Fue miembro prominente del Pen Club de Escritores, donde se mostró siempre muy activo. Ya en su ancianidad y como muestra de este fervoroso intelectual, comenzó a publicar la revista “Ultra” que recogía gran variedad de temas.
Llega entonces la crisis más grave que ha sufrido el pueblo cubano. Corre el año 1959. Una revolución que predicaba la vuelta de Cuba a la democracia, se convierte, por las ambiciones de poder de su líder, en una dictadura unipersonal perpetua, basada en las doctrinas del marxismo leninismo. En ese año don Fernando cumple setenta y ocho años, edad muy dificil para tomar los caminos del exilio. Permanece en Cuba, dedicado a su labor de investigador y escritor, pero no se le puede acusar de apoyo ni colaboración con el régimen maldito. El gran erudito, sociólogo, escritor, profesor, periodista falleció en La Habana el 10 de abril de 1969 a los ochenta y ocho años. Y terminemos con esta afirmación basada en la verdad: su interés por desentrañar la esencia de su país mediante el análisis de lo racial, lo sicológico y económico responden a un supremo ideal: el destino de Cuba.
viernes, 25 de diciembre de 2009
Guillermo Belt Ramírez
El Dr. Guillermo Belt Ramírez nació el 14 de julio de 1905 en La Habana. Sus padres fueron Jorge Alfredo Belt Muñoz, Secretario de la Presidencia en el gobierno del Presidente Tomás Estrada Palma, y María Ramírez Kavanagh. Su abuelo, John Benjamin Belt, oriundo de Beltsville, Maryland, EE.UU, viajó a La Habana siendo joven y se casó con una cubana, Carmen Muñoz Baena. Como simpatizaba con la causa confederada durante la Guerra Civil norteamericana, decidió radicarse en Cuba tras el conflicto. El Dr. Belt Ramírez cursó sus estudios de bachillerato en el Colegio de La Salle en La Habana. Estudió Derecho en la Universidad de La Habana, graduándose en 1925. Luego llevó a cabo estudios de posgrado en la Universidad de Cornell en Nueva York.
Luchó contra el gobierno del General Gerardo Machado y, tras la caída de éste en 1933, fue nombrado Secretario de Instrucción Publica en el gobierno del Presidente Carlos Manuel de Céspedes Quesada. También ocupó el cargo de Ministro Sin Cartera. El 18 de enero de 1935 fue nombrado Alcalde de La Habana al renunciar al cargo el Dr. Miguel Mariano Gómez Arias. Durante su alcaldía fundó el Hospital Infantil de La Habana, restauró la Plaza de Armas, y devolvió los nombres antiguos a las calles habaneras. Renunció a su cargo el 5 de febrero de 1936. Se casó con Elisa Martínez-Viademonte, hija del eminente jurista y Ministro de Estado cubano, Dr. José Agustín Martínez Viademonte. Juntos tuvieron cinco hijos: Guillermo, José Agustín, Noel, Marilys y Juan.
En 1944, tras la elección del Dr. Ramón Grau San Martín a la Presidencia de la República, el Dr. Belt fue nombrado representante de Cuba ante el Consejo de la Unión Panamericana, antecesor a la Organización de Estados Americanos (OEA). Al mismo tiempo fue nombrado Embajador Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Cuba en los Estados Unidos. Simultáneamente ejerció el mismo cargo ante la Unión Soviética.
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, le tocó a Cuba jugar un papel importante en los debates sobre la posguerra. Cuba participó activamente en los debates de la redacción de la Carta de las Naciones Unidas, expresando su oposición al poder de veto que se le daba a las cinco potencias que salieron victoriosas después de la Guerra (Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, China y la Unión Soviética) porque lo consideraba antidemocrático e injusto para las naciones más pequeñas. También defendió la posición de América Latina en relación a la ONU, logrando en definitiva la creación de mecanismos regionales. El Dr. Belt, como jefe de la Delegación de Cuba, junto al Dr. Ernesto Dihigo y López-Trigo, tuvo el honor de firmar la Carta de las Naciones Unidas en San Francisco, California el 26 de junio de 1945.
En 1947 en Rio de Janeiro, los países latinoamericanos firmaron el Tratado Inter-Americano de Asistencia Recíproca, un pacto de defensa colectiva para el hemisferio. En esa ocasión, el Embajador Belt, expresando las ideas del Presidente Grau, declaró que también era importante proteger a los países del hemisferio contra amenazas y agresiones de tipo económico. Esta Doctrina de Agresión Económica, también conocida como la Doctrina Grau, no fue aprobada en Rio de Janeiro. Sin embargo, los países de América Latina apoyaron la propuesta en la Novena Conferencia Inter-Americana, llevada a cabo en Bogotá en 1948, y fue incluida en el Artículo 16 de la Carta de la Organización de Estados Americanos, aprobada en dicha reunión.
El 19 de abril de 1948, el Embajador Belt pronunció un discurso ante una Sesión Conjunta del Congreso de los Estados Unidos con motivo del 50 aniversario de la Guerra Hispano-Americana y la Independencia de Cuba de España. A comienzos de su gobierno, el Presidente Carlos Prío Socarrás le ofreció otro alto cargo diplomático, en Europa, que el Dr. Belt declinó. En 1949 regresó a La Habana con toda su familia y se reintegró a su actividad profesional como abogado y notario y como profesor de Derecho Internacional en la Universidad Católica de Santo Tomás de Villanueva. Al llegar la dictadura castrista en 1959, el Dr. Belt se encontraba en un viaje de negocios por Europa y decidió no regresar a Cuba. Vivió en México hasta 1961, cuando decidió radicar definitivamente en Washington, D.C. Allí trabajó con grupos de exiliados cubanos para tratar de persuadir al gobierno norteamericano que mantuviera una postura firme en contra del gobierno comunista de la isla.
Por su prestigio a nivel nacional e internacional, le fueron otorgadas varias condecoraciones a lo largo de su ilustre carrera. Entre éstas destacan la Gran Cruz de la Orden Nacional de Mérito Carlos Manuel de Céspedes (Cuba), la Gran Cruz de la Cruz Roja Cubana, la Gran Cruz de la Orden de San Silvestre (Papal), la Legión de Honor (Francia), la Gran Cruz de la Orden de Pétion (Haití), la Gran Cruz de la Orden de Omayan (Siria), la Orden del Cedro del Líbano y la Orden de Nichan Iftikhar (Túnez).
El Dr. Belt falleció el 2 de julio de 1989 a los 83 años tras complicársele una operación. Su legado y su perspectiva cosmopolita aun viven en su familia. Su hijo Guillermo ocupó altos cargos dentro de la OEA; sus hijos Noel y Juan desempeñaron importantes cargos como economistas en el Banco Interamericano de Desarrollo y en la Agencia Internacional para el Desarrollo, respectivamente; y su bisnieto, Daniel Mendoza, acaba de realizar un documental sobre la actual crisis humanitaria en Darfur, Sudan, que ha sido acreedor a varios premios.
También vive en la memoria de todos los que recuerdan el papel activo y solidario que jugó una Cuba libre ante el mundo. Necesitamos rescatar el prestigio diplomático y la visión cosmopolita del Dr. Belt y de los diplomáticos de su época. Solo así se puede acabar con 50 años de “diplomacia” vulgar, egoísta e insular por parte del régimen castrista.
jueves, 24 de diciembre de 2009
Un día como hoy...
Un día como hoy, en 1936, fue destituido el Presidente Miguel Mariano Gómez por el Congreso de la República. Su Vicepresidente, Federico Laredo Brú, lo reemplazó en la presidencia el mismo día.
Rafael Orizondo Olmo
El Dr. Orizondo nació en Sancti Spíritus, Las Villas en 1909. Cursó sus estudios primarios en el Colegio de La Salle y los secundarios en el Colegio Carlos de la Torre (presbiteriano) en su pueblo natal. Estudió Derecho Civil y Público en la Universidad de La Habana. También se hizo Notario Público.
Comenzó su carrera de servicio público como fundador del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) en Sancti Spíritus. Además fue delegado a las Asambleas Municipal, Provincial y Nacional del PRC(A). También fue abogado de la fábrica de productos lácteos Nela. Apasionado del dominó, prefería acudir todas las tardes al local del sindicato de trabajadores de la fábrica en vez de jugar en los centros sociales del Municipio.
Sirvió como Juez de Instrucción, responsable de instruir los cargos a los acusados de delitos. En 1944 fue electo Alcalde de Sancti Spíritus por el PRC(A). Entre sus obras principales destacan la pavimentación de las calles, las cuales, hasta el momento, eran empedradas al estilo colonial. Fue reelecto al cargo en 1946. Según el número de electores del Municipio de Sancti Spíritus, fue el alcalde que recibió el mayor porcentaje de los votos en Cuba.
En 1957, fue nombrado Embajador de Cuba ante el Estado de Israel. En aquel momento, este era el único país del Medio Oriente que había establecido relaciones diplomáticas con Cuba. Como embajador, pudo representar a la República ante el gobierno del Primer Ministro David Ben-Gurion. Ocupó el cargo hasta la llegada del régimen castrista en 1959.
Salió de Cuba en 1961, radicando primero en La Victoria, Venezuela. Allí trabajó en el departamento legal de una empresa avícola. En 1963, se mudó a Chicago, donde trabajó en una empresa de exportación en importación y en un banco comercial.
Finalmente, en 1977 se trasladó a Miami. Allí murió el 16 de mayo de 1999, rodeado por sus hijos y nietas.
Su hijo, el destacado reportero Rafael Orizondo, lo recuerda como “un cubano apasionado. Lector infatigable, ameno conversador, amigo de sus amigos. Nunca se le ‘subió’ el cargo a la cabeza y se consideraba un ciudadano igual a cualquiera, por humilde que este fuera. Por eso ‘conectó’ tan bien con su pueblo.” Además, “era célebre por su innato sentido del humor y su talante popular y democrático.”
Tras 50 años de dictadura, la historia del Dr. Orizondo, como la de tantos otros líderes de la Cuba democrática, ha sido relegada a la memoria de los que conocieron su obra. Las nuevas generaciones tenemos la responsabilidad de indagar y compartir la historia de cubanos como estos.